Con tanta camita y tanta actividad, se nos había traspapelado el artículo sobre"la vida en un piso" según Gabá, el que no había gustado nada a la editorial. A mí me pareció muy lógico y muy creible, viniendo de un perro que vive en libertad y aunque es un poco escatológico, tiene el sello inconfundible de su humor y no tengo inconveniente en admitir que me encantó.
Pues vamos allá con el articulito de marras.
El día se presenta entretenido. Gus me informó ayer de la llegada de nuevos vecinos y voy a acercarme con una copia de los Estatutos por si han traído mascota.
Volviendo al tema de Bob, se confirma el divorcio y existe la posibilidad de que se lo lleven a vivir a un piso. Te explico mami lo que es un piso: es un habitáculo, lo de culo no se a que viene y para se más exacto, son habitáculos, toma ya, más culos. Están llenos de muebles y pueden estar apilados, en cuyo caso, hay que coger el ascensor y ese si que es un lugar horrendo. Mientras sienten el aliento del vecino en el cogote, hablan y hablan sin parar del tiempo. Y que no se les ocurra tirarse un pedo. Tienen que aguantar hasta llegar a su piso, donde hay un habitáculo especial para ello. Si está ocupado, tendrán que elegir entre tirárselo en el hueco en el que comen o en el que duermen. Yo sinceramente, en su caso, me lo tiraría en el corredor, por aquello de los ciclistas, que ya sabemos lo guarros que pueden llegar a ser.
Socorro, donde estaba? Ah, sí, en lo del divorcio. Tengo que pensar en algo, Bob se moriría en un sitio como ese.
Aleluya, nos llaman a comer. Y hoy huele a mi plato favorito: pollo con arroz, que si no me doy prisa, se quedará en arroz con pollo.
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