Lo que vivímos ayer quedará grabado en el recuerdo de todos nosotros como algo irrepetible. Nos abrazamos como si nos conociéramos de toda la vida. Hubo lágrimas, besos, cánticos, aplausos.....y ladridos.
El Camino es un reto para el que crees estar preparado pero te desborda. Llegar a Santiago es muy duro, es el momento de tomar decisiones acerca de los motivos que te impulsaron a emprenderlo. Siempre habrá un antes y un después del Camino.
Llevé morcillas, txistorra y unas cajas de txakolí que junto con la cena que habíamos encargado fué más que suficiente para que todos cayéramos en la más profunda modorra.
Gabá y su hermana han dormido en la furgoneta, que les encanta. Cenaron con mucho apetito y me fuí tranquila a la cama. Todavía bajé de madrugada y comprobé que dormían placidamente.
Está irreconocible, calculo que ha podido perder hasta diez kilos. Tiene los ojos hundidos, el morro más afilado, le cuelga la piel del cuello y aquel lomo orondo con el que salió, parece el teclado de un piano.
Al mediodía, rodeado de peregrinos y con bastante revuelo mediático, Gabá ha recogido su Compostela.
Agur Santiago, hasta siempre. Volvemos a casa.
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