domingo, 7 de julio de 2013

Vivito y coleando, es un decir.


Durante tres dias no se había movido y me tenía preocupadísima, pero una llamada lo ha aclarado todo. Ha sido  de un monje benedictino del Monasterio de San Julián de Samos. Me ha contado que Gabá llegó hace tres días bastante débil  y que decidieron instalarle  en el claustro del convento aprovechando el buen tiempo. Allí pasa largas horas dormitando al sol y refrescándose en el estanque. Las alforjas habían terminado haciéndole llagas y se las están curando.
No me he atrevido a pedirle que le pesen, tampoco importa ya mucho, cosas de madre.
Ya he llamado a las chicas italianas para darles la buena noticia. Están considerando desandar dos etapas para verle, no son adorables?

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