Mi Lucrecia |
Matílda y Lucrecia se marchan hoy. Les espera un largo viaje hasta el sur así que les han puesto un montón de mantítas para que vayan seguras en la furgo. A Matílda le tengo un cariño especial, es mi chiquitina favorita y además llevábamos unos cuantos meses juntos. De Lucrecia me lo esperaba, es tan vistosa, tan glamurosa que sabía que esto iba a ocurrir de un momento a otro.
Mi Matilda |
Pero estoy feliz porque se van para compartir sus vidas con Misty, una caniche jovencíta, en el caso de Matílda y con Bimba, una dálmata maduríta en el de Lucrecia. Juntas pasarán largas horas dormitando, contemplando y por supuesto, vigilando desde sus preciosas atalayas, suyas y de nadie más. Y cuando lleguen los achaques y las malas ganas, se que mi Matílda y mi Lucrecia echarán el resto y con sus suaves rellenos de algodón y sus finas sedas, acunarán sus cuerpecítos cansados hasta que el sordo estruendo de la manada al galope les anuncie que ha llegado el momento de volver.
Yo desaparezco que me estoy poniendo malo, odio las despedidas.